Y fumo, el cigarro es
mi compañía. Sé que es malo pero hay
tantos vicios peores para combatir la soledad.
Al menos el cigarro dura el tiempo que tiene que durar, y
está al alcance de mi mano y en una caja.
Sigo con mi vida.
Pasan
hombres de a ratos, con los que juego a olvidarte por una noche, por unas
horas.
Pasan personas, situaciones y me
divierto; pero vos seguís ahí… inerte en mi corazón, un corazón el cual no
sentiste o quisiste como tuyo y está bien porque así es la vida.
Porque no podes obligarte a quererme como yo
te quiero, o a sentir lo que no sentís; porque no te puedo obligar a que me quieras o quieras estar conmigo
.
No hay nada que el tiempo no cure, no apague, no apacigüe.
Te olvidaré algún día; pasaras a ser un simple recuerdo,
el recuerdo de una persona muy parecida a mí con la que compartí sentimientos,
cosas y risas y mi cama.
Y llegará el día que acepte que algún otro me haga olvidar tus
recuerdos y la vida seguirá, como siempre sigue, como siempre pasa.
Y por mientras… fumo.